La voz del mar me habla,
Como ecos retumban las olas
En mis oídos.
El imán de la tierra me retiene,
Me atrapa con fuerza,
Casi sin poder moverme.
Las llamas del fuego me queman,
Me encienden
Y me envuelven como
Tronco en la hoguera.
El aire me purifica,
Me da vida,
Orienta mis sentidos,
Limpia de pecados mis retinas.
Y el amor, me cautiva,
Enloquece, me descuadra
Y perturba.
Es una brújula perdida,
Sin norte,
sabes donde empiezas,
Más no donde terminas.
ALEJANDRA ATINEOS
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